Su Historia del Santuario de Copacabana consta de dos partes: la primera, dedicada á la población de América. y á la fundación y desarrollo del Imperio Peruano, y la segunda que tiene por exclusivo objeto el Santuario, comenzando desde la formación de 1a escultura de la Virgen por las inexpertas manos de Francisco Tito Yupanqui.
La primera. parte tiene varios aspectos de interés histórico crítico; refleja viva luz concentrada de fuentes diversas, y sin embargo parece que ni los pobladores de América ni los orígenes del Imperio Incásico salen del terreno de las presunciones y de las hipótesis. Con tal motivo el autor toma y revuelve el asunto del mundo perdido de la Atlántida, la cual esta vez más resulta una parábola ó conseja poética Si la catástrofe de la Atlántida no es diluviana, es preciso .convenir de que ella no cabe dentro de los límites de la historia post-diluviana, por mucho que digan é imaginen sus valedores.
En la segunda parte, la narración es de amable claridad y sencillez y frecuentemente tierna _v conmovedora. Al referir el entusiasmo, las contradicciones y la tenacidad de Yupanqui en la fabricación de la imágen, la narración reviste los caracteres de la homilia, y al dar cuenta de su llegada á Copacabana y colocación en el templo. de la transformación de la sede de idolatría en Santuario de la Santísima Virgen, del establecimiento de Ios RP. agustinos y de su celosa é inteligente administra :ión, los acentos del sacerdote animan y robustecen los del historiador.
La relación de los contrastes del Santuario y sobre todo la aplicación arbitraria por el Gran Mariscal Sucre de las alhajas y caudales de la Santísima Virgen á fines políticos y militares, manifiestan con fondo de queja y de amargura en su misma moderación y laconismo.
El P. Sanjinés cita pocos milagros. bien que suficientes á demostrar la. piedad de la Madre de Misericordia, bajo la advocación, de Virgen de Copacabana, para. con sus hijos y devotos del Alto Perú y de la. América.
La obra deI P. Sanjinés es un verdadero servicio á Ia Religión, y un apreciable contingente á la historia y literatura. patrias, toda. vez que el género histórico en el país es el que requiere acaso en mayor escala los esfuerzos y las labores de los hombres convenientemente preparados en Ia materia.
El P. Fernando de M. Sanjinés, conocido ya por notables trabajos de la filogía de las lenguas aymara y tacana, y por artículos de prensa llenos de buen sentido y de sano criterio, viene á confirmar su reputación literaria con su historia del Santuario de Copacabana.